Bob Schalkwijk and Manuel Álvarez Bravo: A Meeting of Masters at Casa MAB

Visiones de México y Holanda at Casa MAB

Just south of Mexico City’s chaotic center lies the neighborhood of Coyoacán—tree-lined, slow-paced, and layered with artistic and intellectual legacy. It’s where Frida Kahlo called home, where Trotsky sought exile, and where, quietly tucked behind a volcanic stone wall on Espíritu Santo street, Manuel Álvarez Bravo lived and worked for decades.

Latin America’s most revered photographer of the 20th century, Álvarez Bravo captured Mexico with a lyricism that felt both rooted and surreal. Today, his former home—Casa MAB (Casa Archivo Manuel Álvarez Bravo)—opened the public, it’s a space of stillness, memory, and deep visual connection to the master and his legacy.

A House That Speaks in Light and Stone

Built in 1955 and designed in collaboration with architect José de la Vega, the house was constructed atop the lava fields that run silently beneath much of southern Mexico City. Its materials—volcanic stone, timber, filtered light—mirror Álvarez Bravo’s photographic language: stark, textured, poetic. From 2021 to 2023, architect Brígida Díaz de León led a preservation project that felt more like an act of listening than renovation. The result is a home that breathes.

Inside, the original layout remains untouched. The photographer’s darkroom, studio, listening room, and bedroom are still intact, filled with books, masks, records, and small rituals of daily life. The walls are lined with works by Manuel Felguérez, Carlos Mérida, and others from Álvarez Bravo’s artistic circle. Even the pre-Hispanic objects resting in the stone niches remain undisturbed.

A Gentle Exchange of Vision

The current exhibition, Visiones de México y Holanda, is as intimate as its setting. It brings together 30 photographs—many of them previously unpublished—by Álvarez Bravo and Bob Schalkwijk, a Dutch photographer who made Mexico his home in the 1950s and spent the next six decades building one of the most significant visual archives of the country.

In a quiet twist of fate, each artist spent time photographing the other’s homeland during the same era. Álvarez Bravo’s images of Holland are unusually tender, filled with a kind of observational softness. Schalkwijk’s photographs of Mexico, meanwhile, show a deep affection that goes far beyond the outsider’s gaze. They’re studies in nuance and devotion.

The exhibition doesn’t force contrast—it invites reflection. A Mexican eye on Holland. A Dutch gaze on Mexico. What emerges is not comparison, but kinship.

The show is part of a curatorial program by the Asociación Manuel Álvarez Bravo, led by his daughter Aurelia Álvarez Bravo, who continues to champion her father’s legacy with quiet brilliance. Each year, the association presents three exhibitions: one in dialogue with an emerging photographer, one with an established artist, and one dedicated to Álvarez Bravo himself.

What ties them all together is a concept affectionately known as “las bellas dormidas”the sleeping beauties. These are the images that never made it into textbooks or major retrospectives. Forgotten prints. Rarely shown negatives. The work you don’t expect to find, which makes finding it all the more moving.

Whether you live in Mexico or dream of returning soon, a visit to Casa MAB is a chance to engage with the country through a quieter lens. It’s an encounter with two artists, yes—but also with light, form, place, and the enduring poetry of daily life. —The Mexico City Edit

VISIT CASA MAB

📍 Espíritu Santo 83, Cuadrante de San Francisco, Coyoacán, CDMX
🕒 Open Tuesdays, Saturdays, and Sundays, 11:00 AM to 5:00 PM
🎟 Admission: $200 MXN
🎟 50% discount for students and INAPAM cardholders

Visiones de México y Holanda en Casa MAB

Al sur del centro de Ciudad de México, lejos del ruido y la prisa, se encuentra Coyoacán: un barrio de calles arboladas y ritmo pausado, profundamente marcado por su historia artística e intelectual. Aquí vivió y pintó Frida Kahlo, aquí murió Trotsky, y aquí, discretamente resguardada tras un muro de piedra volcánica en la calle Espíritu Santo, vivió y trabajó Manuel Álvarez Bravo durante décadas.

Considerado el fotógrafo más importante de América Latina en el siglo XX, Álvarez Bravo capturó a México con una sensibilidad que oscilaba entre lo cotidiano y lo onírico. Hoy, su antigua casa—Casa MAB (Casa Archivo Manuel Álvarez Bravo)—abre nuevamente al público tras una restauración de dos años. Más que un museo, es un espacio de silencio, memoria y resonancia visual.

Una casa que habla en luz y piedra

Construida en 1955 y diseñada en colaboración con el arquitecto José de la Vega, la casa se asienta sobre antiguos campos de lava que atraviesan el sur de la ciudad. Sus materiales—piedra volcánica, madera, luz filtrada—reflejan el mismo lenguaje visual de Álvarez Bravo: austero, táctil, poético. Entre 2021 y 2023, la arquitecta Brígida Díaz de León lideró un proyecto de conservación que fue más un acto de escucha que de intervención. El resultado es una casa que respira.

Por dentro, el trazo original permanece intacto. El cuarto oscuro, estudio, recámara, sala de escucha y jardín del fotógrafo siguen ahí, con los libros, máscaras, discos y objetos que formaban parte de sus rituales diarios. En los muros cuelgan obras de Manuel Felguérez, Carlos Mérida y otros artistas cercanos. En el nivel inferior, piezas prehispánicas descansan en nichos de piedra, junto a artesanías, vinilos y documentos personales.

Más que recorrer un museo, es como entrar a una casa detenida en medio de un pensamiento, una invitación a compartir el ritmo del artista.

Un intercambio sutil de miradas

La exposición actual, Visiones de México y Holanda, es tan íntima como el espacio que la alberga. Reúne 30 fotografías—muchas nunca antes mostradas—de Álvarez Bravo y Bob Schalkwijk, un fotógrafo holandés que llegó a México en los años 50 y pasó más de seis décadas construyendo uno de los archivos visuales más importantes del país.

En un gesto casi simétrico, cada uno fotografió el país del otro durante la misma época. Las imágenes de Álvarez Bravo en Holanda son inusualmente tiernas, llenas de una curiosidad contenida. Las de Schalkwijk sobre México—profundas, personales—reflejan un amor que va más allá de la mirada del extranjero.

La exposición no opone, sino que invita a la contemplación: una mirada mexicana sobre Holanda y una mirada holandesa sobre México. Lo que emerge no es un contraste, sino una complicidad.

Las bellas dormidas: el México que no se ve

Esta muestra forma parte del programa curatorial de la Asociación Manuel Álvarez Bravo, dirigida por su hija, Aurelia Álvarez Bravo, quien continúa custodiando su legado con discreta brillantez. Cada año se presentan tres exposiciones: una en diálogo con fotógrafos emergentes, otra con artistas consolidados (como esta), y una dedicada por completo a Álvarez Bravo.

El hilo conductor son las “bellas dormidas”: imágenes olvidadas, negativos que rara vez han sido mostrados, obras que se han desvanecido en el tiempo. Muchas de las piezas de Visiones jamás se habían expuesto al público.

No es una retrospectiva, sino una revelación: una colección de gestos íntimos, viajes, pausas, y observaciones que invitan a mirar con atención.

Ya sea que vivas en México o que sueñes con regresar, una visita a Casa MAB es una forma de reconectar con el país a través de una mirada más lenta, más íntima. Es un encuentro con dos grandes artistas, pero también con la luz, la forma, el lugar y la belleza invisible de lo cotidiano.

VISITA CASA MAB

📍 Espíritu Santo 83, Cuadrante de San Francisco, Coyoacán, CDMX
🕒 Abierto martes, sábados y domingos de 11:00 a 17:00 h
🎟 Entrada general: $200 MXN
🎟 50% de descuento para estudiantes y personas con credencial INAPAM

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