Entrevista exclusiva: Miguel Calderón y el Arte de la Neta-Ficción

El último sábado de mayo, Tláloc desató su furia sin previo aviso, inundando algunas partes de la Ciudad de México en cuestión de minutos. Lo que parecía un hermoso día soleado, pronto se transformó en una postal de la antigua Tenochtitlán: charcos profundos y calles convertidas en ríos. Por un momento, dudé en salir.

Pero esta vez ganó la cultura, y nos lanzamos rumbo al Centro Cultural Universitario para el estreno capitalino de Ajuste de Pérdidas, la más reciente película de Miguel Calderón.

Parte de la XV edición del Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM), la cinta llegó a la Ciudad de México tras su paso por el FICM de Morelia, el Festival Documental de Ámsterdam y el Festival de Málaga, donde fue reconocida como Mejor Documental.

Ajuste de Pérdidas acompaña a un ajustador de siniestros que encuentra en el arte contemporáneo una inesperada vía de escape. Con un guion coescrito por Guillermo Fadanelli, la cinta transita con absoluta naturalidad entre el documental y la ficción.

Calderón nos confronta con verdades —dolorosas, absurdas, necesarias— que se filtran entre la risa, la reflexión y lo inesperado. De Zona Maco a zonas de desastre; de una terraza en Acapulco a una laguna guerrerense rodeada de manglares oníricos, su mirada construye un universo inquietante y profundamente humano.

En este juego entre lo real y lo representado emerge una verdad emocional que, ante la imposibilidad de clasificarla, podríamos llamar neta-ficción.

Con motivo del estreno en CDMX de Ajuste de Pérdidas y su participación en FICUNAM, conversamos con Miguel Calderón sobre los bordes difusos entre realidad y representación.

Entrevista por Naomi Palovits

En tu nueva película exploras el mundo de los ajustadores de siniestros. ¿Qué te atrajo de este entorno como punto de partida para la historia?

Mi amigo Pedro Cabrales, a quien conocí porque me compró una fotografía, me pidió que lo involucrara en el mundo del arte como una forma de escape del entorno corrupto en el que trabajaba investigando catástrofes. Acepté, pero con la condición de que él también me llevara a conocer su mundo. Al final descubrimos que nuestros mundos estaban más conectados de lo que creíamos.

Me cuesta trabajo ubicar el film dentro de un género definido. ¿Esa ambigüedad fue una decisión consciente desde el inicio, o fue surgiendo conforme avanzó el proceso creativo?

La urgencia por contar esta historia tan personal fue, paradójicamente, lo que mas la definió. En el documental, la sola presencia de la cámara ya altera el curso natural de los acontecimientos. Los personajes, al saberse observados, inevitablemente actúan de forma distinta. Mi trabajo, en ese sentido, desafía constantemente los límites entre la ficción y lo documental.

Pedro se empieza a interesar en arte contemporáneo, y en particular en una fotografía tuya de un zopilote…

Me dijo que los ajustadores son como zopilotes: aunque muchos los desprecien, forman parte de una cadena alimenticia. Están ahí, al acecho, esperando que ocurra un accidente para llegar a la escena, como carroñeros. Pero los carroñeros cumplen una función esencial: ayudan en el proceso de descomposición de un cuerpo. Esa comparación me pareció reveladora, sobre todo porque he trabajado con animales de forma recurrente en mi obra, y los zopilotes han tenido un lugar especialmente significativo para mí, a pesar del estigma que los rodea por su vínculo con la muerte y la descomposición.

El guion fue escrito en colaboración con Guillermo Fadanelli. ¿Qué aportó su voz literaria a la construcción de los personajes y al tono general de la historia?

Guillermo conocía a Pedro y siempre ha sido una referencia importante para mí. Yo necesitaba estructurar el proyecto, y con él fue muy natural hacerlo. Llevamos casi 30 años de amistad. Hablamos de Pedro, y muy pronto surgió la estructura del documental. Afortunadamente, compartimos el mismo sentido del humor.

¿Cómo fue el proceso de trabajo para transmitir esa mezcla de desgaste profesional y búsqueda emocional de Pedro, el personaje principal?

Cuando Pedro me contó la historia de una actriz del mundo del arte con la que se involucró y que lo invitó a actuar en una obra de teatro, todo empezó a cobrar sentido. Las anécdotas sobre su trabajo eran fascinantes, pero fue al aceptar ese papel, como una forma de escapar de su propia realidad, que algo se quebró en él. El personaje que interpretaba era violento y repulsivo, y encarnarlo detonó una crisis de identidad. La ficción escenificada le ofreció una nueva perspectiva sobre las catástrofes, pero también desestabilizó su estado emocional.

Esta película explora la crisis que atravesó, marcada por el choque entre las tragedias reales que enfrentaba en su vida profesional y las tragedias ficticias que debía interpretar en escena. Esa tensión lo afectó profundamente. Al mismo tiempo, es una historia sobre nuestra amistad y sobre el cruce entre dos mundos que, aunque a simple vista parecen opuestos, comparten mas de lo que uno imagina.

El teatro juega un papel clave en la historia. ¿Por qué decidiste incluir esta dimensión teatral en la narrativa?

Pedro pensó que actuar lo ayudaría a escapar de los desastres que enfrentaba a diario. Se enamoró de la actriz, cuya pareja era el director de la obra. Ahí se generó un triángulo que me pareció central para su conflicto. Pedro se confundió, por momentos sentía que la pareja lo utilizaba, y creyó que actuar le daría algún tipo de redención. Pero terminó hundiéndose aún mas, envuelto en una obra que exploraba una violencia tan extrema que lo llevó a cuestionar los casos reales que él mismo debía enfrentar. La obra era de la dramaturga inglesa Sarah Kane, conocida por su uso radical de la violencia en escena.

¿Crees que el cine contemporáneo necesita romper mas abiertamente con las estructuras narrativas tradicionales y los géneros convencionales?

Vivimos saturados de información y contenido audiovisual. Por eso, cualquier método que logre generar un verdadero diálogo me parece válido. Hoy, con un iPhone puedes hacer una película: quien siente la urgencia de contar algo, no tiene excusa para no hacerlo.

Estudié cine experimental y sigo buscando formas distintas de narrar. Siempre abogaré por métodos alternativos, urgentes, incluso aquellos mas ligados al inconsciente. El cine tiene el poder de infiltrarse en la memoria, e incluso de generar nuevas memorias. Y eso siempre me emociona.

Ajuste de pérdidas (Loss Adjustments) se presenta el 19 y 20 de junio en el TIFF, Transilvania International Film Festival.

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